sábado, 20 de octubre de 2012

No hay preguntas estúpidas

Libro: El mundo y sus demonios
Autor: Carl Sagan
Capítulo 19: No hay preguntas estúpidas
Publicado: Editorial Planeta, Bogota-Colombia 1997



Me quede asombrada, ya hace tiempo lo había pensado pero no lo pude decir al escribir. Todo se extiende más allá de las palabras que escribe en su Capítulo 19 Carl Sagan -  “No hay preguntas estúpidas”, en mi manía de leer entre líneas buscando los porque de las cosas que me rodean, de las circunstancias, de porque me siento cuadriculada, de admirar la complejidad de cómo están hechas las maquinas con su incomprensible engranaje – no admiro a quien las maneja- si no a quien las inventó, inspirados como Leonardo Davinci; y quiero dar mi reflexión sobre este capítulo admirando a Carl Sagan que como ninguno desmenuza al ser humano, su amada ciencia tratada desde todos los ángulos: humano, científico, social, personal. Es mi deseo agregar a este capítulo y en mi opinión que la familia juega un papel muy importante en cómo hacer hombres de ciencia, que les guste descubrir, con capacidad de asombro y tengan la alegría de aprender y así mismo transmitir conocimiento con amor y ánimo, porque miro como se ha criado una sociedad de perezosos, los padres hacen que hagamos su voluntad no la nuestra: “habla así”, “compórtate así”, “has así”, sin dejarnos descubrir que somos, sentimos y miramos el mundo de distinta forma. El pasado no fue mejor, heredamos de nuestros bisabuelos, abuelos y padres lo peor de ellos: violencia física y sicológica que poco a poco se fue convirtiendo en la sociedad que tenemos, y no solo en los estratos bajos, si no en todos, nos hicieron insensibles, donde solo el poder, el dinero y la aprobación de otros es lo que vale.
Y basada con lo que dijo Carl Sagan, se necesita una profunda reforma a todo nivel, pero no aquella que afirma como lo hace la iglesia, el estado, la familia o el colegio: “cambia, ve por el buen camino, estudia, se alguien”, pero no nos dan bases, no nos enseñan cómo, no podemos cambiar “así, como así” sus palabras deben de estar basadas en hechos que nos guíen y enseñen, produciendo un cambio desde adentro de cada uno. En mi opinión el cambio debería empezar en los padres, en especial en la madre quienes con su don de mando han maltratado, degradado y pordebajiado a los niños y jóvenes haciéndolos a imagen y semejanza de rencores y cosas de atrás.
Ahí si entra la maravillosa ciencia, las ganas de estudiar, de leer, de vivir, de reir, de descubrir, de inventar. Donde madre y padre tengan la conciencia de porque tuvieron un hijo, de que proporcionarle, donde tengan los pies sobre la tierra y asuman su papel con responsabilidad; cuando esto suceda todo cambiará.


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