martes, 19 de febrero de 2013

Ensayo sobre la lectura, como un proceso de enamoramiento

No quiero probar nada. Sólo deseo poner en claro que la lectura sí y definitivamente sí pasa por el proceso de enamoramiento a las letras, no se adquiere amor a la lectura así como así, inclusive no se nace con ánimos de leer, hay que enseñar, dirigir, debe ser guiada, dejar pasar el amor por un proceso de apreciación, de valoración, de gusto, de ensueño, de alegría, dejar que la persona pase los filtros que delicadamente hay que ponerle en cada lectura.
¿Cómo? Yo lo haría de esta manera, que lo hizo mi mamá conmigo la cual me llevó a la experiencia más hermosa que tengo en mi vida y que seguirá hasta el último día de mi vida: la lectura.
Ella me cuenta que desde que tenía panza (o sea yo) me leía constantemente, me hablaba, me contaba cuentos, se iba para el monte hasta muy tarde de la noche y me describía el sonido de la naturaleza. Cuando nací y crecí sólo un poco me seguía inyectando la curiosidad de qué leía, y continuaba leyéndome cada noche, la veía leyendo el periódico, las revistas, cualquier cosa que tuviera letras y se aseguraba que yo la estuviera viendo y me comentaba y me preguntaba si entendía.
No me dejó en ningún momento oír música, de ninguna clase, tiene la idea por un estudio que hizo sobre el silencio, que se desarrolla más el oído, que la concentración se hace más profunda, que el miedo huye y los nervios se templan. Me enseñó las bibliotecas, me hizo acariciar el lomo de los libros y olerlos, me enseñó a mirar y leer fotos, a conocer los colores, a formar figuras, en hacer teatro con los cuentos leídos, mi mamá me enseñó a apreciar y aprender de cada libro, de cada lectura, a exprimirlo hasta soltar mis lágrimas, a sentir la alegría de una novela, a vivirlo y a volar con sus palabras.
Es así que mi amor por la lectura es amor, puro amor a las letras, ahora distingo el buen libro o el malo, armo y desarmo la idea del escritor. Ahora puedo decir que el amor a la lectura se siembra en el hogar, la continúa la escuela, sigue en la universidad, los profesores deben usar trampitas para que el alumno se interese, abrace al libro como el mejor compañero en cualquier momento

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